TARJETAS DE CREDITO, el drama de llegar a fin de mes.

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Las restricciones presupuestarias doméstica obligan a recurrir más a los plásticos para financiar necesidades básicas y desplazar algunos "gustitos". Los analistas advierten que el peor negocio hoy en día es no cancelar el resumen en un contexto en el que las tasas están por las nubes.

Durante largos años el consumo interno fue el principal motor de la economía del gobierno anterior y el financiamiento vía tarjetas de crédito tuvo un rol fundamental. Luego, con la llegada de la nueva administración macrista surgieron diferentes factores que modificaron de forma abrupta este escenario.

Principalmente por la caída del consumo, a raíz de:

1. La merma del poder adquisitivo.
2. Los acuerdos salariales que tardaron en llegar.
3. El mayor temor a perder el empleo, que retrajo las decisiones de compra.
4. Las altas tasas de interés que se pagan por algunas inversiones en pesos.

Estas cuestiones llevaron a muchos argentinos a tener que recurrir a las tarjetas para llegar a fin de mes, apelando al pago en cuotas incluso en las compras de alimentos.

"En el primer cuatrimestre los consumos se incrementaron un 50% interanual y el rubro supermercados fue el principal en nuestra facturación, por encima de otros como electrodomésticos, seguros, telefonía e indumentaria", revelaron desde Tarjeta Naranja.

Desde el sector supermercadista dan cuenta que entre febrero y abril el ticket en un pago promedió los $ 350 mientras que el financiado se elevó a casi $ 750. Es decir, algo más del doble respecto del primero. En el público predomina particionar el gasto total en tres cuotas y hoy día en una de cada cuatro operaciones se recurre al plástico.

Por lo pronto, el rubro supermercados pasó a ser el gran protagonista a la hora de compra con tarjetas.

Además, se observa un cambio en algunas variables que inciden sobremanera sobre este mecanismo de financiamiento. En particular:

- El adelanto de consumos que "cargó" de cuotas a las tarjetas.
- El aumento en los costos anuales de renovación.
- La suba de las tasas de interés, que eleva los cargos por saldos impagos.

No hay analista de mercado que no recomiende cancelar el resumen de la tarjeta a fin de cada mes. Es que las empresas de tarjetas de crédito subieron en marzo hasta 5 puntos porcentuales las tasas que cobran los comercios por pagos en cuotas, a raíz del alto costo del dinero que impone el Banco Central.

Visa, American Express y FirstData (operadora de Mastercard, Diners club, Argencard, Cencosud y CMR Falabella) hicieron saber de estos incrementos.

Así las cosas:

- La tasa nominal anual (TNA) para pagos en tres cuotas se elevó al 50% (cifra que no incluye costos como seguros, gastos de mantenimiento y otros ítems).

- En tanto, el pago en doce cuotas ahora está atado a una TNA de casi el 60%.

Las tasas para el pago a lo largo de varios meses son establecidas por las operadoras de tarjetas y comunicadas a los comercios (no a los usuarios). Distinto es el caso del interés que cobran las entidades por refinanciar saldos impagos del resumen mensual. En este sentido, cada uno de ellos establece el suyo propio, que puede llegar a ser del 70%.

En general, los puntos de venta que ofrecen cuotas sin interés aplican la tasa a sus precios de lista. Esto es lo que explica por qué piden por pago en efectivo el mismo importe que en cuotas.

El peor negocio: no cancelar el resumen

En la actualidad existen unos 22 millones de titulares de tarjetas emitidas por entidades bancarias que, en marzo, debían al sistema cerca de $200.000 millones.

Los analistas de los bancos hacen referencia a una deuda promedio del orden de $ 8.700 y dan cuenta de que en el último año el monto total adeudado se incrementó algo más de un 50%.

Entrelíneas puede leerse que la deuda individual superó largamente a la inflación del período o, dicho en otras palabras, que los argentinos están apelando aún más al financiarse con plásticos (en igual lapso, la cantidad de titulares trepó un 7%).

En cuanto a la deuda mantenida en relación con los salarios, se observa un marcado deterioro: ahora es de un 55% mientras que un año antes no llegaba al 49%.

En la actualidad, el consumo promedio mensual ronda los $ 1.500, señalan directivos de las propias emisoras. Esa cifra se eleva a casi $10.000 en el caso de las de alta gama, como ser las Signature, Black u otras similares.

Comparado con los números de hace un año atrás, se observa que las de menor "jerarquía" son las que están sufriendo más el ajuste, ya que los saldos están creciendo por debajo de la inflación. En sentido inverso, las Premium corren por encima.

Según la CAME, que agrupa a los establecimientos medianos, uno de los "los rubros más castigados por la contracción en las ventas es el de electrodomésticos".

Esto, a raíz de que "las tarjetas están saturadas" y de que buena parte de la sociedad ya ha renovado "su heladera, su lavarropa y sus televisores, entre otros bienes durables, tras haber aprovechado el financiamiento ofrecido en años anteriores", añade Damián Di Pace, director de FocusMarket.

Una radiografía del comportamiento de los consumidores -elaborada por los bancos emisores- muestra cómo a raíz de las promociones y de las restricciones presupuestarias son menos las personas que cancelan el saldo a fin de mes.

"Quien abona el mínimo no mira la tasa, no sabe lo que paga de más o simplemente no puede hacer otra cosa", apunta Mariano Otálora, director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales.

Afirma que entre el 30% y el 40% de los consumidores no llega a cubrir el saldo total, en un contexto en el que financiarse con plásticos es hoy día uno de los peores negocios.

"Este año el piso de las tasas nominales anuales se elevó al 60%, un porcentaje que va en aumento en la medida en que persiste la expectativa de inflación", detalla Daniel Vardé, socio de Deloitte Líder de FAS (Financial Advisory Services).

Advierte que "ese 60% termina siendo más de un 80% -y hasta 100%- cuando a esa tasa se le agrega el IVA, seguro de vida y otros gastos administrativos".

Desde la consultora Empiria expresan: "Si se cancela poco y se financia el resto, encima a una tasa alta, se gastará cada vez más porque los intereses de meses anteriores irán engrosando el saldo".

Algo que también se observa en estas épocas de bolsillos flacos es la mayor importancia que tienen los beneficios otorgados por los establecimientos.

Un dato más impactante lo aporta Ricardo Fitz Simon, CEO de CCR, quien hace referencia al crecimiento de los hipermercados mayoristas, como Diarco y Vital, en las preferencias de la clase media, "en la actualidad, el 60% de las compras que se hacen en este tipo de formatos corresponden a consumidores finales y sólo un 40% a comerciantes chicos".

Este cambio de comportamiento de los consumidores se debe a la percepción que tienen sobre que comprar en estos lugares les implica un ahorro del orden del 30%.

Un poquito cada mes

En cuanto al "mundo cuota", la participación del plan oficial Ahora 12 sigue siendo relevante. En particular, en el rubro indumentaria. Según las últimas cifras disponibles, acapara el 70% de las transacciones, para un ticket promedio del orden de los $1.500.

Lo mismo sucede en otras ramas de actividad, en las que los plásticos le han ido ganando terreno al cash. Por ejemplo, en indumentaria el 60% de las operaciones se apalancan con tarjeta. En muebles y artículos del hogar ese porcentual se eleva al 80%.

Esta es la razón por la cual las estadísticas marcan un repunte en el uso de los plásticos que no se condice con la caída en el consumo.


Fuente: IProfesional

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